Cuando escucho o leo lo que hace el plantel actual de Independiente de Lobería, siento mucho, pero mucho orgullo.
Prefiero perder mil partidos, pero saber que hay un grupo de jóvenes comprometidos con el club. Y eso tiene un valor incalculable, porque el día que dejen de jugar al fútbol, seguirán identificados con la camiseta, con el club, y serán la renovación dirigencial.
Se está viviendo un momento histórico en materia de compromiso de los jóvenes. La Subcomisión del hincha dio impulso a una movida que hace tiempo el club necesitaba.
Se pintó el exterior de la sede, se realizan eventos para recaudar fondos, se consiguieron pelotas para todas las divisiones, pero sobre todo, el club tiene movimiento de jóvenes que quieren aportar su trabajo, porque sienten al club.
Ahora me entero que los mismos jugadores, este fin de semana que tuvieron fecha libre, se pusieron a arreglar los vestuarios. No a decorarlos, sino a cambiar los techos, poner el piso, arreglar las ventanas, etc.
Como nunca la mujer, está teniendo un rol importante en el club. Con participación en la comisión directiva, y también en la subcomisión del hincha.
Para todos los que amamos el club, todo esto es mucho más importante que cualquier logro deportivo. Ganar es muy lindo, pero ver los jóvenes en movimiento lo es mucho más.
Y yendo un poco más allá, es lo que necesita un pueblo con Lobería. Que los jóvenes sigan copando las instituciones, para que se vayan formando como dirigentes y que el día de mañana puedan conducir los destinos de Lobería.
Soy un convencido que a través de la participación ciudadana los pueblos van a crecer.
Felicitaciones a todos los que están trabajando por el club, y no los quiero nombrar para no ser injustos con los que me olvide.