El clásico de Lobería, jugado en cancha de Newbery, terminó en un empate que dejó conforme a medias a ambos equipos.
El juego empezó con los dos equipos algo desordenados, y dando muestras de nerviosismo. En un partido parejo, se adelantó el local, a través de Enzo Diaz, que capturó una pelota que andaba dando vueltas por el área.
De a poco Independiente, a través de Tomás Britos y Jorge Barraza empezó a inquietar al elenco local. Lo tuvo Jorgito que la picó por arriba del arquero, pero éste pudo contener sin problemas. La defensa empezó a mostrar solidez, y salida con Kitty Martinez. Cuando expiraba el primer tiempo, a la salida de un corner, Tomás Britos remató desde fuera del área, convirtiendo un golazo que dejó sin chances al guardameta aurinegro.
Al comenzar el segundo tiempo, el rojo era mucho más peligroso que Newbery, y ese predominio, fue plasmado en la red, a través de un gran gol, convertido de emboquillada por Balaco Barraza. En la misma acción Quicho Lynch, se excedió en el festejo, y fue expulsado por doble amonestación. Se podría haber evitado esta expulsión por parte del árbitro, pero andaba con tarjeta fácil. Quizá sea más cuestionable la primera amarilla que le puso.
A partir de ese momento, fue Newbery el que intentó un poco más, pero el rojo estaba muy fuerte en el contraataque, jugando la pelota sobre el piso, y durmiendo las acciones lejos del arco rival.
Hasta que a 10 minutos del final, Tomás pierde una pelota en el mediocampo, una salida rápida del elenco local, y a la entrada al área, Daniel Sallete, de gran partido, tuvo que cometerle penal al mediocampista. Por esta acción sería amonestado y expulsado por doble amarilla. No se objeta ni el penal, ni esa amarilla, lo que fue injusto, fue la primera que le habían colocado por supuestamente demorar el juego.
Los últimos 10 minutos, con Independiente defendiendo, fueron todo nervios. Con un Independiente defendiendo el empate, y un Newbery impotente que no podía lastimar a la visita. Inclusive el rojo pudo haber logrado la victoria en un tiro libre al borde del área grande.
Así las cosas, y con 5 minutos de adición, Independiente se llevó un empate, que con el desarrollo del juego, parece injusto, ya que cuando estaban once contra once, fue bastante más que el adversario.
Más allá del resultado, quiero destacar la cantidad de gente que concurrió al partido, lo incómodo que ve el partido la parcialidad visitante (creo que permitiendo el ingreso de camionetas se solucionaría en parte), pero sobre todo, me gustaría hacer hincapié en el buen comportamiento de los jugadores de ambos equipos. Saludándose al inicio del partido, disputando a muerte cada pelota, y al final del encuentro, nuevamente saludándose.
Rivales en la cancha, compañeros de fútbol afuera. Así debe ser siempre. Lo mismo para las hinchadas. En la cancha, se permite el cántico, el insulto. Fuera de la cancha, todos loberenses.
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